Al principio de todos los veranos aparecen tres o cuatro canciones que no te dejan en paz hasta que la noche gana al día y los árboles del parque se quedan pelaos. Están en la tele, en la radio, que si politontos por aquí, que si politontos por allá… Este año no tengo ni idea de cuales son. En realidad no es muy importante saberlo, es simple curiosidad, porque yo tengo mi propia lista de canciones, la lista garrapatera. A veces la canción que entra en la lista coincide con estas tres o cuatro que comentaba antes y otras veces no. Hace tres años una de mis canciones del verano coincidió con una de éstas canciones, fue en las curro-vacaciones con Oscar y los chicos del Picón y la canción era de Coti, la que cantaba con Paulina Rubio y Julieta Venegas, “Nada de esto fue un error, uooh, uooh”, sonaba en la radio del autobús camino de tarragona, en el albergue, en el chiringuito de la playa…el caso es que no se me quitó de la cabeza, ni de la boca en los seis día de playa. Este año no creo que coincida porque entra en la lista garrapatera una gitanada de Canelita , “ayer pasaste por mi calle”. Tampoco ha dejado de sonar estas curro-vacaciones con Raquel y los niños de mejorada, ni en el móvil de corazón de invierno, ni en el del canijo, ni en mi radiocabeza. Si conocéis las canciones os habréis dado cuenta que la calidad de la canción no tiene importancia alguna a la hora de ser elegida para entrar en la lista. Y es que lo esencial para que una canción sea la canción del verano no tiene nada que ver con la calidad de la canción, sino con la calidad del momento en que la escuchas. El manual del duende, que por cierto no tiene soporte científico, viene a decir, así de forma resumida, que son esos momentos de calidad* los que hacen que la canción se grave en nuestro cerebro, a veces en la parte de la alegrías y otras veces en la parte de las penas, de tal forma que poco a poco, sin que apenas nos demos cuenta, se va escribiendo la banda sonora de nuestras vidas. Al revisar la lista he notado que la mayoría de las canciones acompañan alegrías, creo que por eso me gusta escucharlas de vez en cuando. En estos casos, dice el manual que es bueno recordar esos momentos de calidad y revivir esas sensaciones, que a veces parecen tan lejanas. Este ha sido un verano abundante en momentos de calidad. Un verano de pocas preocupaciones, de sonrisas, de aprender, de gente interesante y vidas nuevas, de reencontrarse con los de antes, de jugar al escondite y tontear como los niños, de confesiones a media voz y conversaciones nocturnas… Y es que, a pesar de las canciones del verano y de no tener vacaciones, el verano sigue siendo la mejor época del año.
Por cierto, a ver cuanto nos duran estos veranos. Por lo del cambio climático y eso…
* Momento de calidad: espacio breve de tiempo que se singulariza subjetivamente de forma positiva debido a un conjunto de propiedades que permiten apreciarlo con respecto al tiempo restante, generalmente son momentos compartidos.
Consejo del manual del duende: “todas las vidas deberían tener su banda sonora. Piensa un poquito en la tuya.”