Intentando aprender me voy ahogando en un mar de dudas. Al acercarme a la superficie, el mismo impulso que me empuja, vuelve a sumergirme en las profundidades. Me sorprendo esta vez un poquito más abajo, la superficie está más lejos que al principio. La oscuridad es más oscura y la luz que veo a lo lejos, cada vez está más lejos, todavía más pequeña. Parece que me ahogo, pero siempre hay corrientes que me vuelven a impulsar hacia arriba, y la subida… la subida es una gozada.
No deja de sorprenderme la capacidad que tienen las ideas de aglomerarse, unas encima de otras llegando a formar extrañas figuras, reproduciéndose para adoptar cuerpos distintos.
"He recorrido al menos una parte de la bola del mundo en la que nos hallamos; estudié el punto de fusión de los metales y la generación de las plantas; he examinado los astros, el interior de los cuerpos. Soy capaz de extraer de este tizón que ahora levanto la noción de peso, y de esas llamas la noción de calor. Sé que no sé lo que no sé; envidio a aquellos que sabrán más que yo, pero también sé que tendrán que medir, pesar, deducir y desconfiar de sus deducciones exactamente igual que yo, y ver en lo falso parte de lo verdadero y tener en cuenta en lo verdadero la eterna mixtión de lo falso. Jamás me agarré a una idea por temor al desamparo en que caería sin ella. Nunca aliñe un hecho verdadero con la salsa de la mentira, para hacerme su digestión más fácil…
He soñado mis sueños; no pretendo que sean más que sueños. Me guardé muy bien de hacer de la verdad un ídolo, prefiero dejarle su nombre más humilde de exactitud…moriré un poco menos necio de lo que nací."
Son palabras de Zenón un personaje fantástico de "Opus Nigrum", un libro marabilloso de Marguerite Yourcenar.
jueves, 13 de diciembre de 2007
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